Programas de tutoría
Hace unas semanas, pusimos en marcha nuestro programa de tutoría para entrenadores que quieren trabajar, o ya están trabajando, en el fútbol. Este programa se sumerge en todos los aspectos clave de la fuerza y el acondicionamiento en el fútbol al tiempo que aborda las responsabilidades y desafíos de este papel. Hemos estado cubriendo temas como la evaluación, el seguimiento, la periodización y los principios de programación, junto con la forma de planificar y desarrollar cualidades físicas clave como la velocidad, la fuerza, la resistencia y la potencia.
Hacia el final del programa, profundizaremos en los protocolos de reincorporación al deporte, asegurándonos de que los entrenadores sepan cómo gestionar esa fase crucial de reincorporación de los jugadores al terreno de juego. Una cosa que me encanta de este programa es cómo mezclamos sesiones prácticas, conocimientos teóricos y trabajo en grupo. No se trata sólo de aprender conceptos; se trata de compartir ideas, colaborar y prepararse para lo que es el trabajo en equipo en la vida real en un entorno futbolístico.
¿Dónde encajan los equipos VALD aquí y en el fútbol?
Esta serie de blogs se inspira en esas conversaciones y lecciones.
En esta primera parte, le mostraré cómo los sistemas VALD pueden ayudarnos a salir adelante, manteniendo a los jugadores preparados y salvando las distancias durante este importante periodo. ¡Manos a la obra!
Todo el proceso de fuerza y acondicionamiento en el fútbol (simplificación del complejo sistema mediante un enfoque reduccionista, más pragmático) puede dividirse en tres etapas principales:
- Evaluación - Detección de la batería de jugadores: Este es el punto de partida. Al realizar evaluaciones con herramientas como las placas de fuerza y el NordBord, obtenemos una instantánea de la capacidad actual de un jugador, ya sean sus niveles de fuerza, desequilibrios, salidas de potencia o estado de recuperación. Aquí es donde averiguamos qué necesita cada jugador y dónde pueden residir los riesgos potenciales.
- Formación y planificación: Una vez que sabemos en qué punto se encuentran los jugadores, pasamos a la acción. Aquí es donde planificamos y dosificamos cuidadosamente las sesiones de entrenamiento, centrándonos en desarrollar las cualidades específicas que necesita cada jugador. El objetivo es garantizar el progreso al tiempo que se gestiona la carga de trabajo para evitar el sobreentrenamiento o las lesiones.
- Seguimiento - Comprobación de las respuestas de los jugadores: A medida que avanza el entrenamiento, el seguimiento se vuelve crucial. Utilizando las mismas herramientas, comprobamos cómo responden los jugadores al trabajo que les hemos prescrito. ¿Están mejorando? ¿Están fatigados? ¿Corren riesgo de lesionarse? Este bucle de información constante es vital para ajustar las cargas de entrenamiento y mantener a los jugadores en el buen camino.
Y, por supuesto, en el extremo más alejado del espectro está la prueba definitiva: el partido de fútbol. Todo lo que hacemos en materia de evaluación, entrenamiento y seguimiento conduce a ese momento. El reto es garantizar que los jugadores estén en su mejor momento cuando más importa.
El equipo VALD ha publicado recientemente un manual sobre cómo utilizar las placas de fuerza y en qué datos centrarse. Incluso para los profesionales más experimentados, la gran cantidad de datos disponibles puede resultar a veces abrumadora (recomiendo encarecidamente a cualquiera que trabaje con placas de fuerza que consulte el manual). Es fácil perderse en el bosque de datos y pasar por alto los árboles individuales, pero la clave es apuntar al pragmatismo: ¿cómo pueden estos datos informar directamente y mejorar sus prácticas de entrenamiento?
Al utilizar las placas de fuerza o el NordBord, podemos aprovecharlas para tres fines principales: definir los perfiles de los jugadores, realizar un seguimiento y entrenar. Estas herramientas no se limitan a recopilar cifras, sino que nos ayudan a comprender los puntos fuertes y débiles de los jugadores y su disposición a rendir.

El ciclo de seguimiento P.E.I.R.C.
Este concepto se ajusta perfectamente a nuestro ciclo de seguimiento P.E.I.R.C., en el que la tecnología VALD desempeña un papel en la definición de las "baterías" (capacidad) de los jugadores, el diseño de intervenciones y el seguimiento de su preparación. En concreto, los datos encajan en los aspectos de elaboración de perfiles, intervenciones y seguimiento de la preparación del modelo.
El acrónimo P.E.I.R.C. para el Ciclo de Carga de Entrenamiento se alinea bien tanto con el enfoque práctico utilizado en la ciencia del deporte como con las ideas filosóficas de Charles Peirce, fundador del pragmatismo. Al igual que Peirce hizo hincapié en las consecuencias prácticas de las creencias y las acciones para determinar su verdad, este ciclo de entrenamiento sigue un enfoque lógico y pragmático del rendimiento del deportista al centrarse en los resultados del mundo real.
Los interesados en saber más sobre nuestro sistema P.E.I.R.C. y cómo integra estas herramientas pueden consultar nuestra última entrada del blog: Seguimiento de jóvenes futbolistas de élite.

Planificar la pretemporada: Programas para cada jugador
Antes de empezar a planificar la temporada baja de mis jugadores, hay varias cosas que me gusta tener en cuenta. Una parte clave de mi preparación es analizar los datos del último mes para ver cómo han rendido mis jugadores y cómo se comparan sus cargas de trabajo. En blogs anteriores, he hablado de los diferentes grupos dentro de un equipo de fútbol: titulares, porteros, suplentes, reservas e incluso el grupo de rehabilitación. Cada uno de estos grupos requiere un enfoque único a la hora de diseñar sus programas de pretemporada.
Por ejemplo, ¿qué ocurre si damos a los jugadores que han jugado menos minutos -como los suplentes o los que están en rehabilitación- demasiado tiempo libre durante la temporada baja? La investigación ha demostrado que los jugadores suplentes tienden a experimentar cargas de entrenamiento semanales más bajas en comparación con los titulares, lo que puede conducir a una disminución de sus niveles de rendimiento con el tiempo. Un estudio, por ejemplo, destaca cómo los suplentes suelen acumular menos esfuerzos de alta intensidad y volúmenes de entrenamiento en general, lo que crea una brecha en la preparación y la forma física en comparación con los titulares. Esta diferencia subraya la necesidad de una programación individualizada durante la temporada baja para subsanar estos déficits.
Los jugadores que ya carecen de intensidad y volumen durante la temporada necesitan intervenciones específicas en la temporada baja. A menudo, he comprobado que los jugadores con menos minutos jugados están deseosos de tener menos días de descanso, ya que comprenden la importancia de ponerse al día en su preparación física.
En cuanto a los datos, empiezo revisando las cargas crónicas y agudas recogidas a través de la monitorización por GPS. Las métricas clave que miro incluyen:
- Distancia total: El volumen total de carrera durante los partidos y los entrenamientos.
- Desaceleraciones y Aceleraciones: Indicadores de movimientos explosivos y demanda neuromuscular.
- Carrera de alta velocidad (HSR): Esfuerzos por encima de un umbral de velocidad definido, que permiten conocer la capacidad de los jugadores para mantener la intensidad.
- Distancia de sprint: Distancias recorridas a velocidad de sprint, fundamentales para el seguimiento de la potencia explosiva.
- Datos relativos: Métricas ajustadas a los minutos jugados, que ofrecen una mejor comparación entre jugadores con diferentes tiempos de juego o formatos de ejercicio.

También combino estas métricas objetivas con datos subjetivos de carga, como el esfuerzo percibido por los jugadores y las puntuaciones de recuperación, para desarrollar una imagen holística de su carga de trabajo y su preparación. Comparando las medias de los equipos y las tendencias individuales, pretendo detectar patrones en las cargas semanales y utilizarlos como referencia para la planificación de la temporada baja.

Para los jugadores que se perdieron un tiempo significativo de partidos, hago hincapié en mantener o incluso aumentar ligeramente sus cargas crónicas durante la temporada baja para garantizar que puedan hacer frente a las exigencias de la pretemporada. Mientras tanto, para los jugadores con cargas más altas durante la temporada, equilibro la recuperación con el mantenimiento de la forma física.
Podemos observar claramente en el ejemplo anterior cómo los valores subjetivos y las cargas semanales de UA son significativamente inferiores a las cargas subjetivas semanales típicas de los titulares. Esta discrepancia pone de manifiesto los retos a los que se enfrentan los jugadores con menos minutos o con roles diferentes dentro del equipo.
Cuando analizo estos puntos de datos, a menudo observo que la media semanal típica durante la temporada para un jugador sénior oscila entre 2.500 y 3.500 unidades AU por semana, dependiendo del papel del jugador y de sus exigencias físicas. Para algunos jugadores muy implicados, este valor puede incluso superar esos niveles. Con una planificación y progresión cuidadosas, he visto casos en los que las cargas durante la temporada pueden alcanzar entre 4.000 y 4.500 unidades, sobre todo en el caso de jugadores con estrategias de recuperación sólidas y exigencias físicas constantes.
Estos datos refuerzan la importancia de garantizar que los jugadores con minutos reducidos, como los suplentes o los que están en rehabilitación, sean gestionados eficazmente durante la temporada y en la temporada baja. Acercar sus cargas a las de los titulares, cuando proceda, es fundamental para evitar déficits de rendimiento y mantenerlos preparados para cuando se les necesite sobre el terreno de juego.
Lo que resulta cada vez más evidente es que los jugadores de hoy en día tienen que llegar a la pretemporada ya preparados. El calendario de pretemporada está repleto de partidos, y no es raro encontrarse con escenarios en los que los equipos tienen doble partido en la segunda o tercera semana de pretemporada. Esto deja poco espacio para sesiones de entrenamiento intensas, ya que la atención se centra en optimizar tanto el rendimiento como la recuperación.
En este contexto, es esencial entrenar de forma inteligente y dura, pero lo más importante es comprender cuánto y cuándo aplicar cargas específicas. Además, hacer un seguimiento de cómo responden los jugadores y los equipos a esta carga es clave para gestionar su rendimiento y evitar el riesgo de lesiones.
Precisamente por eso integramos las pruebas de placa de fuerza y Nordboard en nuestro flujo de trabajo con los equipos. Estas herramientas proporcionan puntos de datos críticos que nos permiten:
- Establecer un perfil o "batería" de cada jugador, que sirva de referencia para conocer sus capacidades y limitaciones.
- Utilice estos datos para orientar las intervenciones de formación, asegurándose de que cada sesión sea específica y eficaz.
- Desarrollar estrategias de seguimiento para controlar cómo se adaptan los jugadores a sus cargas de trabajo.
- Evaluar continuamente cómo evoluciona esta "batería" o perfil a lo largo del tiempo, lo que nos permite perfeccionar los planteamientos tanto individuales como de equipo.
Me gusta insistir en que el procedimiento de la primera prueba consiste siempre en definir el perfil del jugador. Proporciona una línea de base, una instantánea de la situación actual del jugador. Cada medición posterior se basa en esta línea de base, ayudándonos a entender cómo responden los jugadores a diferentes cargas de entrenamiento, juegos e intervenciones.
Cuando utilizamos placas de fuerza, nos permiten ir más allá de las observaciones a nivel superficial y nos ayudan a detectar la línea de base funcional básica de un jugador. Esto incluye aspectos como:
- Historial de lesiones
- Resultados de la Prueba de Movimiento Funcional (FMS)
- Pruebas de provocación del dolor
- Historial y edad de formación
A partir de ahí, los datos que recopilamos pueden utilizarse para evaluar varias áreas críticas:
Índice de fuerza dinámica (DSI): Evaluación de la relación entre la fuerza máxima (fuerzas) y la fuerza explosiva del jugador. Este índice es un indicador clave de su capacidad para aplicar fuerza rápidamente, un factor esencial en el fútbol. Valoro especialmente las capas de jerarquía de pruebas de Alex Natera, que proporcionan un enfoque estructurado de este proceso.
Evaluación neuromuscular: Abarca métricas como la potencia de salida y la fuerza reactiva, ambas esenciales para acciones explosivas y elásticas como el salto, el sprint o los cambios bruscos de dirección.
Evaluación del rendimiento físico: velocidad y resistencia.

El procedimiento de las pruebas comienza durante la última semana de la temporada, lo que nos proporciona una instantánea de la situación actual de los jugadores. Este momento nos permite recopilar información valiosa que se utiliza directamente en la programación de la pretemporada. Es crucial porque la pretemporada sienta las bases de la preparación de los jugadores de cara a la pretemporada y más allá.
Cómo organizamos los procedimientos de prueba en equipo
Cuando se trabaja en equipo, la logística de las pruebas puede resultar complicada. Por eso hago hincapié en dos enfoques clave:
Eficacia en grupo: Para herramientas como las placas de fuerza y el Nordboard, organizamos a los jugadores en pequeños grupos para agilizar el proceso. Las pruebas se programan en torno a las sesiones de entrenamiento del equipo o los días de recuperación para minimizar las interrupciones. A menudo se utiliza un circuito de pruebas, en el que los jugadores se mueven entre estaciones: por ejemplo, Nordboard para pruebas de isquiotibiales, placas de fuerza para contramovimientos o saltos de caída y, posiblemente, métricas de sprint o de fuerza en función de las instalaciones.
Pruebas integradas o pruebas ocultas: Creo firmemente en el uso de pruebas integradas. Esto significa integrar las pruebas en el entorno de formación para recopilar datos significativos sin dedicar sesiones separadas a las pruebas formales. Muchas variables y ejercicios de entrenamiento pueden servir tanto para el desarrollo como para las pruebas. Por ejemplo: placas de fuerza durante el calentamiento o bloques de fuerza explosiva para la evaluación del salto con contramovimiento (CMJ), el salto en caída y la fuerza reactiva. Las pruebas de isquiotibiales Nordboard pueden realizarse como parte de las sesiones de activación o de recuperación post-entrenamiento. Los ejercicios de sprint o los juegos en espacios reducidos pueden proporcionar datos sobre la velocidad, la aceleración y la desaceleración si se utiliza un GPS.
Pruebas de preparación: Las pruebas ocultas son especialmente útiles para las evaluaciones de preparación, ya que nos proporcionan información en tiempo real sobre los jugadores sin añadir la fatiga mental o física de las sesiones de pruebas independientes.
Circuito de prueba/activación
Remo TRX - 12 repeticiones + Planchas - 30 seg + Flexiones con rotación - 6/6 repeticiones (cada lado) + Salto con contramovimiento sobre placas de fuerza - 3 repeticiones (Al principio de la semana: Enfatizar la altura máxima de salto, Más tarde en la semana: Centrarse en minimizar el tiempo de contacto para saltos reactivos más rápidos) + Remover la Olla - 6/6 repeticiones (cada dirección) + Sentadillas Divididas - 10 seg por pierna Curl Nórdico de Isquiotibiales - 5 repeticiones
Conclusión
Esta primera parte destacaba cómo la tecnología VALD, como las placas de fuerza y el Nordboard, nos ayuda a evaluar, planificar y controlar a los jugadores de forma eficaz durante la pretemporada. Mediante la combinación de pruebas tempranas, evaluaciones integradas y planes de entrenamiento personalizados, nos aseguramos de que los jugadores estén preparados para las exigencias de la pretemporada y más allá.
En la Parte 2, nos centraremos en las variables específicas que miden estas herramientas -como el índice de fuerza dinámica, la potencia y la fuerza reactiva- y en cómo utilizar estos datos para crear intervenciones de entrenamiento impactantes y optimizar la preparación de los jugadores. Estén atentos.